México, 21 de noviembre (Reforma).- Bien saben ustedes, amigos lectores que acuden a esta cita matutina, lo que nos encanta la frase “el diablo está en el detalle”.
Confunden nuestras autoridades, por conveniencia e ignorancia, la obligación de informar y rendir cuentas (de acuerdo con las reglas de transparencia que tenemos, pero no observamos) con la práctica de hablar de generalidades y abstracciones, de tal manera que nos dan a los ciudadanos PAN, pero sin miga.
Cumplen con el puro cascarón de informar, mas realmente no nos proporcionan información concisa, sino meramente aproximaciones que no nos dicen nada.
Por ejemplo, se habrán enterado ustedes ya de que México tiene pactados VEINTIDÓS acuerdos de seguridad con diferentes dependencias norteamericanas.
La SSP ha suscrito cuatro acuerdos, la Marina siete y la PGR 11.
Todos o casi todos son descritos como “intercambio de información”.
A nosotros, por ejemplo, nos encantaría saber qué dependencia mexicana con qué dependencia norteamericana firmó acuerdos para la operación en nuestro territorio de aviones robot (drones).
Sabemos que vuelan sobre nuestro territorio, o en los límites de éste, pero desconocemos en lo absoluto, y nadie osa informarle al pueblo de México, “detalles” como ¿son nuestros o son de Estados Unidos?
¿Los vuelan nuestras fuerzas de seguridad o las de ellos?
¿Están ARMADOS o simplemente son drones espía?
¿Cuántos son y en dónde están siendo empleados?
Esto meramente de arranque y porque se trata de información que el pueblo de México debe conocer.
Cómo es que se nos informa de la existencia de acuerdos, pero no se nos dice en específico en qué consisten.
¡Hagan de cuenta que no informaron nada!
Es obvio por la existencia de la Iniciativa Mérida, por medio de la cual Estados Unidos se comprometió a apoyar a México en la “guerra contra las drogas” con mil 400 millones de dólares.
Se supone que nuestros vecinos ya nos han entregado alrededor de mil 070 millones de esa lana.
Obvio es que, de acuerdo con los principios más básicos de transparencia, los mexicanos tenemos derecho a saber en qué se han empleado (gastado) estos dineros.
La nación que proporciona los recursos, de acuerdo con sus leyes, debe detallar los pormenores de este gasto, y el País que los recibe (México) igualmente está obligado a informar a sus ciudadanos en detalle en qué se “invierten” estos recursos (que no sea para atacar a mansalva y con el obvio intento de asesinar a agentes norteamericanos asignados a México para entrenar a nuestra Marina).
Mas si ustedes analizan el contenido divulgado de estos 22 acuerdos firmados entre nuestras dependencias y las norteamericanas, no existe ni un solo dato específico o detalle.
Puras generalidades, como ésa que les mencionamos y que se repite en casi todos los puntos mencionados: “intercambio de información”.
Se ha abusado mucho -demasiado- en este País del pretexto de “por razones de seguridad” para NO INFORMAR, para tender un manto de opacidad por cantidad de actividades del Gobierno mexicano.
Mas es todo lo que es: pretexto.
Temas como el mencionado, el de los aviones robot, deben esclarecerse y sobre sus actividades debe estar informado el pueblo mexicano.
No requerimos saber cuáles son sus planes de vuelo ni dónde están sus bases, simplemente que se reconozca su existencia, se nos diga en qué son empleados, quiénes son sus dueños y quién los opera.
Esto como mínimo.
Los “secretos” y la opacidad sólo se manejan en las dictaduras.
Hasta donde sabemos, México dejó de serlo hace cuando menos 12 años, ¿o no?
Manuel J. Jáuregui
Opinión
Reforma
