Reto 2013

México, 2 de enero (Milenio Diario).- Sin lugar a dudas, en este año que comienza uno de los pendientes que mayor urgencia tiene para el gobierno federal es cómo mejorar los niveles de confianza y aceptación en la población sobre el liderazgo que —el gobierno— ejerce sobre las fuerzas armadas y, por supuesto, sobre las corporaciones de seguridad pública.

El mayor descuido de quienes manejaron la imagen del gobierno de Felipe Calderón y de él mismo fue permitir que su imagen como gobierno se empañara de tal forma que, a pesar de los resultados obtenidos, éstos se envolvían en el despiadado señalamiento de propios y extraños. Permitieron que el exceso de demostración, en lugar de generar confianza, produjera una psicosis colectiva sin precedente en la población —no por lo anterior, se minimiza lo que en realidad mucha gente ha vivido en esta materia— que hizo que perdieran la confianza en quien encabezaba la “guerra” contra la delincuencia.

Lo anterior, produjo un efecto de imagen y comunicación social sui generis. Por un lado, los soldados y marinos en permanente combate a la delincuencia, y con correctas estrategias comunicacionales, lograron obtener para sus instituciones los mayores y mejores niveles de aceptación dentro de la población; mientras tanto, el gobierno de Calderón obtuvo solamente confusión, repudio y desaprobación. Se debe analizar seriamente, cuál es la suma de percepciones por parte de la sociedad. Cuáles son sus reales necesidades. Cuáles son sus miedos. Qué esperan ahora con el cambio de gobierno.

Este efecto le otorga a las instituciones armadas un crédito en la población del cual se debe aprovechar inteligentemente el nuevo gobierno de Enrique Peña Nieto. El general Salvador Cienfuegos lo sabe, también lo conoce bien el almirante Vidal Soberón. Ojalá y Miguel Ángel Osorio Chong lo tenga claro, ya que no pueden seguir desperdiciando tiempo valioso en no darle una identidad y figura a quienes serán los responsables de mantener la seguridad en este país.

Don Manuel Mondragón y Kalb, por sí solo, también tiene ese crédito de imagen en la gente, desafortunadamente solo es por él, no por la institución que dirige. Y no lo es, ya que el mensaje sobre qué tipo de institución encabeza y cuáles serán los objetivos de la misma son los urgentes que necesita saber la gente. Una prueba es la designación del nuevo comisionado de la Policía Federal, Enrique Galindo Ceballos, a quien de entrada lo descalifican los “opinadores” sin siquiera permitirle que demuestre de qué está hecho. Galindo Ceballos tiene un currículum serio, por lo que conviene esperar a conocer sus objetivos y alcances en su nuevo puesto.

En el tenor de la percepción, el gobierno federal debe explicar amplia y objetivamente a la ciudadanía las grandes diferencias, responsabilidades y alcances entre lo que es seguridad nacional, seguridad interna y seguridad pública. En esta campaña de información no pueden quedar fuera las comisiones de Seguridad Nacional y Pública de las cámaras. La duda es sí se debe comenzar por transmitirles la realidad del país a los presidentes de estas comisiones. También será pertinente darles a las mismas una inducción intensiva sobre lo que son las fuerzas armadas en México, abundar en la importancia de la estabilidad que le dan al país en todos los sentidos. Una cultura militar que logré despertar un verdadero y real interés por parte de los legisladores sobre el tema.

Por su parte, los institutos armados seguirán con su campaña permanente por demostrar su impacto positivo en la población. Tal vez al interior de la Defensa y de Marina no se necesiten mayores apoyos para continuar con este fortalecimiento de su imagen; sin embargo, en el ánimo de la gente existen todavía grandes confusiones y por eso el gobierno federal debe apoyar no solamente con recursos; deberá seguir siendo respetuoso de la libertad de difusión que tengan los soldados y, más allá, coadyuvar con mensajes claros y precisos sobre la importancia de marchar parejo.

El Ejército mexicano y la Marina Armada seguirán abiertos a la supervisión que les quiera dar el pueblo. Es muy importante comenzar a madurar como sociedad que el hecho de tener disciplina, usar uniforme, conducirse a través de una cadena de mando y de reafirmar su lealtad y servicio a la patria, no significa el abuso en el uso de la fuerza; no significa violar derechos humanos. Mucho menos significa que por un status militar los de uniforme están por encima de los civiles.

Como sociedad se debe entender que las fuerzas armadas no son un mal necesario. Al contrario, son una institución que se debe aprovechar al máximo precisamente para contraer los males sociales que hoy aquejan a la población. Se deben aprovechar, como gobierno y como sociedad, las experiencias que los soldados tienen para convertirlas en soluciones.

México es un país completamente distinto al que dejo el PRI hace 12 años. Los mexicanos hemos cambiado mucho desde entonces. La criminalidad es amenazadoramente diferente en estos tiempos. La fuerzas armadas son por mucho mejores a las de hace una década.

Que se entienda bien.

Juan Ibarrola 

Cadena de Mando

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