México, 28 de noviembre (Impacto El Diario).- Más de un general de División daría su vida por leer el informe que Andrés Antonius González entregó a Luis Videgaray (y se supone que éste a Enrique Peña Nieto) sobre los aspirantes a suceder al general Guillermo Galván en la Secretaría de la Defensa Nacional?
Antonius González, como lo adelantó IMPACTO, se entrevistó con 20 divisionarios y 12 almirantes para preguntarles sobre la guerra contra el crimen organizado, inteligencia, operación, etcétera. Cuando los sometió a escrutinio poseía, ya, un conocimiento preliminar de los aspirantes, pero después puso en práctica lo aprendido al lado de Jules y Jeremy Kroll.
Acostumbrado a hacerlo, siguió los pasos y documentos de cada uno hasta enterarse de lo que desconoce la mayoría de los mexicanos, incluida la cúpula gobernante; de ser públicos algunos asuntos, tendrían que ver con el Ministerio Público de la Federación y con traición.
Desde luego, el investigador terminó siendo investigado y fueron pasando, de mano en mano, datos de su vida privada, como clases de matemáticas que dio en alguna ocasión a hijos de personajes importantes, el pretexto que originó su salida de Kroll cuando, en realidad, sólo se mantenía leal a Jeremy, y hasta el supuesto disgusto de Pedro Aspe con él en pleno festejo.
¿Qué descubrió Antonius que le granjeó la antipatía de algunos de sus examinados?
¿La presunta existencia de un mando en el Ejército por encima del general secretario que tiene cooptadas las posiciones más importantes de la Sedena, así como las zonas regionales claves del país?
¿La conexión del grupo con la PGR a través de un militar recién defenestrado de la SEIDO?
¿La participación de estos personajes en la trama contra el general Tomás Ángeles, que supuestamente tiene conocimiento de la situación y estaba decidido a denunciarla?
Lo que sea, lo cierto es que las preguntas y las averiguaciones de Antonius pusieron nerviosos a algunos y no encontraron mejor estrategia que la llamada contrainformación bajo el supuesto de que, desacreditando a su persona, sus hallazgos no serían tomados en serio.
La paradoja es la probabilidad de que Antonius no sea tan versado en la investigación y haya concluido su trabajo sin descubrir nada relevante, razón por la que las preocupaciones de sus entrevistados no tienen sustento, sin embargo, quienes observan a los nerviosos se han interesado aún más, por esta misma razón (el nerviosismo evidente), en indagar en el presente y el pasado no tan reciente de los aspirantes al estrellato, pues las pesquisas abarcan, por lo menos, hasta el periodo de Ernesto Zedillo, en el que el investigador ya ocupaba puestos relevantes en el gobierno federal.
Por ejemplo, no entienden que algunos militares de alta graduación amaguen con su supuesto paso a retiro automático en caso de que algún general ajeno al grupo consiga las cuatro estrellas.
Concluyen que, sin duda, blofean porque nadie quiere pasar a retiro sin el 100 por ciento de los haberes y porque hay un ejército de generales de brigada esperando la oportunidad de ascender.
Ahora que la inquietud real está en su ignorancia de las razones por las que el coronel Abigai Vargas Tirado, que intervenía teléfonos al servicio de la SEIDO, causó baja en la PGR cuando parecía ser el más influyente.
¿Tendrá que ver con la información de Antonius?
Juan Bustillos
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