La omnipresencia de los marinos

México, 12 de octubre (La Crónica).- Un tal Lazca que millones de mexicanos ignora de quien se trate y miles que lo han padecido hasta agotar sus vidas, ha sido ultimado por marinos de la Armada de México. Al entrar a esa , cualquier extranjero podría pensar que el hecho se habría dado en las costas del Pacífico o del Golfo de México. ¿Fue a bordo de un yate o en la punta de alguna isla; quizás alguna palmera cocotera donde ocurrieron los hechos?

No, la acción se dio en las cercanías de un campo de béisbol en Progreso, Coahuila; el pandillero iba acompañado por Mario Alberto Rodríguez, quien también fue acribillado y otro individuo desconocido que logró escapar.

¿Qué hacían los marinos en Coahuila; es acaso un estado costero, tiene colindancia con ríos, lagunas y cuerpos de relevantes?

No, nada de eso, recordemos, el estado de está localizado en la parte central del norte del país. Está tan al norte que limita con los Estados Unidos; al sur con Zacatecas, en un vértice con San Luis Potosí; al suroeste con Durango; al este con Nuevo León y al oeste con .  Su extensión territorial es de 151,571 kilómetros cuadrados y representa el 7.7% del área total del país. Muchas de sus extensiones son agrestes y desérticas.

Si se hubiera querido algún lugar más alejado de los intereses de la Marina, seguramente se hubieran elegido sitios como la Sierra Gorda en Querétaro, la capital de Puebla o justamente algún lugar de Coahuila.

Pero la Armada no es la primera vez que interviene para atrapar o ultimar a los miembros del crimen mafioso. En diciembre de 2009 realizaron un exitoso operativo en el lujoso condominio “Altitude” ubicado en , Morelos. Sitio también alejado de la brisa del mar.

En noviembre de 2010 dieron un campanazo con la muerte de un reputado enemigo público de este país, el tantas veces mencionado Ezequiel Cárdenas Guillén. Hamponazo de leyenda. Detuvieron asimismo a Mario Cárdenas (a) El Gordo en Altamira, Tamaulipas. Los marinos destinados a cacería mayor, detuvieron y exhibieron a otro delincuente apodado El Coss cuyo nombre recae sobre el de Eduardo Costilla.

La lista no termina con lo señalado, es apenas un enunciado mínimo. Hay que un especialista para dar los nombres, fechas y el contexto en que una y otra vez, la Marina de México nos muestra que distrae sus tareas de protección de las costas para incursionar tierra adentro y colaborar en la lucha contra los capos, sicarios y toda esa red de violencia, chantaje y muerte en la que desde hace un sexenio vivimos.

Con la frecuencia con que los medios de difusión ya nos tienen acostumbrados, los marinos muestran ante las cámaras de los reporteros y ante los lentes de la , a fulanos con sobrenombres sobre los que pesan decenas y a veces hasta cientos de muertos; es el caso de ese asesino apodado La Ardilla, quien con cinismo que no hubiera creído el mismo Sir Arthur Conan Doyle, creador de Sherlok Holmes, declara sobre el sin fin de torturas, secuestros y asesinatos que –en su breve vida—  ha cometido.

Y mientras tanto, ¿qué ocurre con las policías municipales, estatales o la costosísima policía federal a cargo de don Genaro García Luna?

Deben estar trabajando en diversos asuntos, muy vinculados a quienes nos tienen azorrillados; pero no se les reconoce como los principales defensores de la paz y la armonía en el país. En cambio, cada vez más, ese papel lo tienen los marinos.

Sabemos por comunicados de la Secretaría de Marina que han participado en operativos contra los Beltrán Leyva, los del Gofo y también contra Los Zetas. Su presencia en el estado de Veracruz ha sido decisiva para aplacar el tsunami criminal que se daba hace unos meses cuando se veían decenas de muertos arrojados desde camionetas en avenidas centrales del puerto.

Véase el caso no aclarado de lo sucedido en Tres Marías en la carretera federal de Cuernavaca; en la camioneta en que se transportaban dos  miembros de la embajada estadunidense, fue un marino quien pidió ayuda y la obtuvo para salvar la vida ante el ametrallamiento al que eran sometidos.

En este complicado rompe cabezas, la presencia de los soldados del mar aparece en cualquier parte del país. Encabezan acciones operativas de todo tipo y constantemente libran batallas en plazas públicas, rancherías y autopistas. ¿Son los más inteligentes y decididos o son quienes tienen la mejor información y la confianza de la cúpula dirigente? ¿Acaso reúnen todas esas características?

No lo sabemos como tampoco muchísimos asuntos cruciales a los que solo unos pocos tienen acceso; mientras tanto, son los marinos quienes sin mojarse se la rifan contra los hampones.

Raúl Cremoux

Opinión

La Crónica

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