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Alto a la violencia


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México, 13 de junio (Crónica).- México vive un clima de violencia generado por la “guerra” contra el crimen organizado que emprendió el gobierno federal y que lleva más de 60 mil muertos. La situación no es nada fácil para muchos estados de la república mexicana.
Ante este entorno de violencia que vivimos y en el marco del proceso electoral, partidos políticos y candidatos han tenido poco tacto y, en vías de sus aspiraciones políticas, pareciera no importarles generar un ambiente de encono, división y miedo entre la población; en vez de suavizar los ánimos de la gente, han estado azuzando a la guerra descarnada y sin cuartel. En la contienda electoral no ven adversarios políticos, sino enemigos a vencer y esa actitud de resentimiento la han contagiado a la gente. Están generando un campo fértil para que se dé pie a la violencia electoral. Lo que sus mezquinos intereses no ven es que un escenario de estallido social es lo que menos nos conviene como país.

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La violencia no es la vía para generar el cambio que anhelamos todos los mexicanos. Es necesario que entendamos que México ya no es el mismo de hace cuatro décadas. Les guste o no reconocerlo, hoy se permite disentir, manifestarse, expresarse, criticar al gobierno, en una palabra: hay libertad. Hoy contamos con un sistema democrático, imperfecto e inacabado, pero que permite gozar de derechos y garantías que en la época de la represión priista de los 60 y 70 eran impensables. Por lo avances que se han dado en nuestro país y por los que faltan de lograr, la violencia debe ser desterrada, en cualquiera de sus manifestaciones, venga de donde venga, y la provoque quien la provoque.

No es una exageración decir “alto a la violencia”, sobre todo después de los hechos ocurridos: las manifestaciones en repudio a la candidatura de Enrique Peña Nieto y lo suscitado, la semana pasada, en un encuentro de futbol en el Estadio Azteca

La violencia se debe condenar y repudiar y no debe considerarse, bajo ninguna circunstancia, como alternativa de nada. Por este motivo es condenable lo que sucedió en el evento deportivo; no se debió recurrir a la provocación y muchos menos a la intolerancia y la violencia. Entendamos, comprendamos y asumamos que vivimos en una democracia donde el respeto a la pluralidad debe ser permanente.

El clima de efervescencia política está generando varios escenarios: el del encono y la intolerancia a quien piensa distinto a nosotros, el de la división de la sociedad, el de las manifestaciones de repudio y el de la violencia, el más peligroso, pues a través de él se busca obstaculizar y/o vencer, en la medida de lo posible, la voluntad de los ciudadanos de votar, a creer en sus instituciones y a creer en el sistema democrático.

Si seguimos por este camino, se pueden traspasar líneas muy delgadas. Las movilizaciones, como expresión del fervor ciudadano, pueden tener objetivos de coacción y choque, como ocurrió en el Estadio Azteca, y en un instante pasar de una libertad de expresión a la violencia física, espontánea o provocada, pero violencia al fin que no beneficia a México.

Si alguien, político o estratega, piensa que para apoyar o “quedar bien” con su candidato, pueden mandar personas a defenderlo en las manifestaciones públicas en su contra y generar enfrentamientos, ese pensamiento o acción es la peor estupidez política que se puede hacer, ya que violentar o agredir a alguno de los jóvenes del movimiento Yo Soy 132, o a cualquier persona, no sólo es inaceptable, sino que da elementos a quienes están provocando, propiciando o deseando que se genere este clima de violencia, en torno a las elecciones, en el país.

Es preocupante el ambiente de confrontación que se está generando en México. La contienda electoral es utilizada para generar miedo, división, enfrentamiento, odio y desconfianza entre la sociedad, en vez de generar propuestas y compromisos que le den viabilidad a México en la ruta hacia su desarrollo, que finalmente es lo que todos los mexicanos deseamos. Nuestra democracia y todos los mexicanos no merecemos que se genere una grave situación de inestabilidad política degenerativa. Mucho nos ha costado avanzar, no retrocedamos y echemos lo ganado por la borda. Con violencia no vamos a transformar el país.

 René Arce
Senador
Diario Crónica
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